El día del primer concierto de Pedro Frugone

Por: Pies sobre arena.

En un principio pensamos que era una locura querer ir al concierto de Pedro en la sala SCD de Santiago, sería un tercer viaje a Sudamérica en menos de 5 meses, lo cual es suficiente como para terminar con cualquier economía equilibrada.  Después pensamos que hay momentos que son claves y significativos en la vida de alguien, y este era uno de ellos, habíamos pasado muchos años apoyando a Pedro como parte de un grupo, no era posible que ahora que él empezaba una carrera solista nosotros no estuviéramos ahí.

Pedimos financiamiento familiar a 12 meses sin intereses, nos resignamos a no tener ropa nueva un año más, y esperamos día por día lo que llegara de aguinaldo, y era lo que llegara porque no nos podía ir demasiado bien después de tantos permisos para ir a ver a Pedro verdad.

Así pudimos conseguir el viaje para nuestra encargada de relaciones publicas (ERP) que es la que tenía vacaciones en esas fechas y es nuestra fotógrafa estrella. Pero a la individua esa se le ocurre irse de campamento 15 días antes del viaje y le dio bronquitis, casi nos da el infarto, porque no se recuperaba, y otra de nosotros tuvo que  conseguir permiso en el trabajo y hacer el cambio de boletos. Al final de cuentas nuestra ERP se levanto y dijo que ella iba aunque tuviera que empeñar a su perro, claro que nuestra abuela no iba a dejar que nada le pasara al consentido animalito y prefirió  darle el dinero para el pasaje.

Teníamos dos enviados, y les dijimos "chicas, confiamos en ustedes, cobertura total. Vayan y consigan todas las fotos posibles, aunque tengan que acampar afuera de la sala SCD". Cobertura total, si como no, no contábamos con Pedro y con que nuestra ERP todavía tenía que guardar reposo.




El primer día fue más bien para socialité. Primero fue ir por los boletos que se habían tramitado desde México, luego recibir a los ganadores del concurso, luego a los amigos de Argentina, y luego a los amigos chilenos que habíamos conocido en Buenos Aires. Nos fue bastante bien, recibimos muchos regalos y unas cremas fabulosas que son la envidia de todos en la casa.  Nos dio mucho gusto estar con gente a la que apreciamos.

Terminamos bastante tarde, sobre todo nuestra ERP, porque en la tarde fue a conseguir discos de Viena, y como no sabía que en Santiago las calles cambian de dirección a partir de una hora en la tarde, tomo el autobús (que allá les dicen micros) en sentido opuesto, y termino casi afuera de la ciudad, perdida en un  país extraño, con solo una tarjeta de teléfono, y el numero de teléfono del hotel; estaba a punto de llorar y de pedir auxilio a la embajada, cuando se dio cuenta de que estaba muy cerca de una ciudad perdida, en donde esta la gente que vive en la calle; alguna vez le dijeron  que la cámara le serviría para decir algo, y ella vio ese algo ese día; se enrollo las cámaras para que no se las fueran a robar y se fue caminando por esas calles, y no cabe duda que Dios protege a los inconscientes y no le paso nada; eso si tuvo que correr a las 5 de la mañana por quien sabe cuantas calles hasta que encontró una avenida donde tomar un taxi; pero también a quien se le ocurre meterse en un picadero. Llego pálida como un muerto, y aferrada a sus rollos de fotografía. Cuando las revelo, no podíamos creer lo que ella saco, un mundo duro y oscuro. Sabemos que ese tipo de fotografía social luego no es muy como para la sensibilidad fashion de un fan, pero hoy si ponemos algo de lo que ella vio, para que no se nos olvide, y porque si a ella no len hicieron nada cuando llevaba dinero y cámaras es porque esa gente quería que su historia se mostrara. En Chile hay 700 mil personas que viven en la calle, en México son 10 millones de personas en pobreza extrema; en México la calle es el último  lugar al que llegar donde todo es desesperanza; en Chile la calle es un lugar de transición a donde vas mientras llegan tiempos mejores, y en espera de tiempos mejores es que permitieron que el lente de nuestra ERP pudiera tomar su mundo. 



Si nuestra ERP fuera un gato de nueve vidas, se hubiera gastado tres en la semana que estuvo en Chile. La primera llegando, en el centro de Santiago, aplastada por un carro, pero a ver dígannos porque diantres los chilenos hacen  que sus calles atraviesen los parques, así con empedrado y todo, y sin poner un letrero de "esto es una calle y no un parque ". La segunda en esa excursión por las ciudades perdidas (ahí si que la vio bien cerca). La tercera en Viña del Mar,  a ver porque si allá es verano el agua es fría como hielo y porque el mar de repente avienta olas 3 metros más adentro de las normales (mujer tan despistada que no se acordó que por ahí pasa la corriente de Humbolt, donde viven felices los pingüinos y los salmones -segunda exportación de Chile, después del cobre-). Claro también casi muere cuando vio los precios de Chile, Santiago es carísimo y los taxis cuestan un ojo de la cara, pero eso no cuenta. 

El jueves 12 de enero fue un día soleado (260C), de verano austral donde anochece a las 9 PM.

Esa mañana nuestra bienamada fundador (BF) trataba desesperadamente de levantar a nuestra ERP, quien rotundamente se negaba a pararse. Nuestra BF estaba preocupada porque no había recibido información de como iba a estar el concierto, ni de si iban a dejar entrar cámaras y de a que hora iba a ser la prueba de sonido, ni nada parecido, y quería ir a la sala SCD a pedir informes y a pegar algunos posters en la calle, y nuestra ERP estaba "no, no quiero ir, este país te come el alma, ya se comió todo lo que yo tenía que decir, ya no puedo sacar ni una fotografía más". Mucha gente pensaría que era flojera, pero nuestra BF se dijo que muy poca gente podría pasar  por algo como una noche en una ciudad perdida y estar al otro día como si nada, así que ella se fue a poner sus posters sola.









 

...CONTINUACION...
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