Más allá de mis manos

    mucho más allá

    Más allá de mis ojos

    mucho más allá

    Veo el cielo y oigo el mar

    mucho más allá

    Guardo los secretos que me das.

 

    Que pequeño me siento

    una hoja en el viento

    un poema más

    un dolor en el rincón de mi corazón

 

    Más allá de distancias

    que queda para recordar

    No es una frase y nada más

 

    Recortando tus recuerdos

    y escribiendo en el cristal

    Pongo freno al tiempo que se va

 

    Más allá de estos muros

    mucho más allá

    Más allá de mi puerta

    mucho más allá

    Duerme toda la ciudad

    mucho más allá

    Busco tópicos que deshojar

    no es tan solo una frase y nada más

 

    Recortando tus recuerdos

    y escribiendo en el cristal

    Pongo freno al tiempo que se va

  

    Más allá

    Bosé/Dreau   

 

    Todo inicio cuando nos enteramos de que Pedro iba a estar en el autodromo de Monterrey. Esa combinación de música y de autos es difícil de resistir. Y luego unas amigas nos dijeron que se iban, y nosotros "queremos ir, pero esta lejísimos, y el pasaje es muy caro, y se hacen 12 horas de camino, y cuando hay carrera es temporada alta y toda esta carísimo (de por si Monterrey, que es la segunda ciudad más grande del país es muy cara) no encuentras ni hotel", luego las regias nos dijeron que nos daban alojamiento, y hubo un feriado en la escuela. Al final nos convencieron, eso si, nos fuimos hasta con las últimas moneditas que había en la alcancía, con el dinero justo. Hicimos las maletas, y 3/4 de Pies sobre Arena se fue de viaje (el otro cuarto, nuestro amado líder, se quedo por razones de trabajo).

 

    Habíamos planeado salir el jueves 20 de mayo a las 9 P.M., según nosotros para llegar temprano para llegar el viernes temprano, alcanzar a ver algo de la ciudad, prepararnos para llegar al concierto que iba a realizarse en Reynosa, una ciudad a 2 horas de Monterrey. Las regias nos habían dicho que el autobús era más rápido, y que a veces se hacían 9 o 10 horas. Ujumm, nosotros hicimos 13.

 

    Todo empezó raro desde que eran las 9:30 P.M. y el autobús no llegaba. Como a las 9:45 nos hicieron subir a un autobús, de esos que los ves y se deshacen; esta bien que no había alcanzado para pagar el transporte de lujo, pero en eso no íbamos a salir de la ciudad. A las 10 P.M. nos vuelven a cambiar a otro autobús (la gracia que nos hizo andar cargue y cargue maletas, si íbamos como Santa Claus en Navidad con las cosas que les llevábamos a los fans de allá), que ahora si era el nuestro que había llegado tarde. Por poco, y nos toca irnos en un "guajolojet" (así le decimos en México al transporte las gallinas, y los bultos del mandado).

 



    Fue una noche muy movida, no pudimos dormir ni un poquito. No sabemos porque el chofer tenía la idea de que para arrullarnos se necesitaba tener el radio a todo volumen y con canciones de Juan Gabriel y Napoleón (de esas que se oían cuando todavía no habíamos nacido).

 





    Llegamos ya a media mañana a Monterrey (entre la salida tarde y la hora extra de camino), y ya no quedaba tiempo de desayunar o de ir a conocer algo de la ciudad. Fuimos directo a casa de una de las regias, nos bañamos (imagínense como olíamos después de tanto tiempo de viaje), nos cambiamos, saluda a todos, entrega regalos, prepara la mochila para el concierto y vamonos para Reynosa. Bien tierna la mamá de la regia nos da una bolsa con lunch (o lonche como le dicen ellas) para todos (y éramos un montón), para que tuviéramos algo que comer en el camino.

 

    Nos juntamos con las regias que faltaban, y llego el transporte que habían contratado (una van grandísima) y ahí vamos a atravesar Monterrey para irnos a Reynosa. Nos dijeron que íbamos a hacer 1.5 o 2 horas de camino. Hicimos 3. Bueno, estuvo bien, hicimos una parada en un súper en la carretera, así bien autorruta, y mientras hacíamos fila para entrar al baño, estaban las noticias "y ayer balean a 2 en la carretera, y un tiroteo en no se donde", y así puras por el estilo, nosotros nada más nos volteamos a ver y nos dijimos, oye vamos a andar en la madrugada en la carretera con 10 individuas, que hacemos si nos roca una de esas baleadas"; todos bien preocupados le preguntamos a la cajeta "oiga y eso pasa todos los días", y nos contesta bien quitada de la pena "todos ni se preocupen, a ustedes no les hacen nada, esos son los ajustes de cuentas de los traficantes de la frontera" Guulpp, si ella lo dice.

 



    Como a las 5 P.M. llegamos a Reynosa, una ciudad que nos sorprendió, primero porque tiene más refinerías de petróleo que casas, y después porque no hay edificios altos, casi todo es de una planta.

 



    Dimos algunas vueltas, y ya dimos con el lugar de la presentación, que nosotros pensábamos que era una discoteca, pero no era un "bar-concert", es decir un lugar con un escenario y todo lo demás eran mesas de bar (de esas donde no te caben ni los pies).

 

    Entramos , y se nos quedan viendo con cara "de porque llegan a estas horas", resulta que el concierto que nosotros pensábamos que era a las 8 P.M., era hasta las 12 A.M. (y ellos iban a llegar hasta las 11 P.M.), o sea podíamos haber comido algo, o dormido un poco en  Monterrey, y estábamos en Reynosa, y para colmo nos hablan por teléfono (no queremos decirles cuanto gastamos en esas llamadas por teléfono móvil México-Monterrey, Monterrey-Reynosa, Reynosa-México), "que creen, los de La Ley están aquí en Monterrey y están dando una convivencia en una estación de radio. Bueno, no todos los itinerarios salen siempre bien.

 



    Preguntamos si iban a dejar pasar con cámaras, lo de las identificaciones (que no eran requisito), pero entonces surgió un pequeño problema:

 



    Ya vieron los precios. El bar estaba dividido en dos, una zona cerca de ellos pegadita al escenario, y los demás. Obvio que si habíamos ido hasta allá y podíamos sacar fotos queríamos estar hasta adelante; pero para eso era obligatorio que reservaras mesa y pagaras el consumo mínimo (una botella de vino, que ni lo vimos, pero ha de haber sido del brandy chafa que siempre ponen en esos antros, con un refresco).

 

    Hagamos cuentas: 40 dólares del boleto (si lo comprabas antes de las 9 P.M., después eran 50), 30 dólares de la reservación de la mesa, 70 dólares de consumo mínimo, 15 dólares de propina obligatoria para el mesero, 5 dólares por respirar (no, esto no lo cobraron, pero ya casi).

 

    Era lo más caro que hemos pagado por ir a ver a Pedro tocar, y ahí nos tenían mordiéndonos las uñas; volteamos a nuestro diseñador de cabeza a ver si caían más monedas, pero nada, llevábamos lo que llevábamos.

 

    Entonces tuvimos que aplicar una medida de emergencia.

 



 

    Cuando regresamos y nuestro padre vio el saldo de la tarjeta de crédito, nos quería asesinar, nos dijo "pero como se fueron a gastar todo esto, si les di la tarjeta por si tenían una emergencia" y nosotros "pero si era una emergencia, ya habíamos ido hasta allá y ni modo que no entráramos, "pero es que ustedes no se miden, son un barril sin fondo, no tienen llenadero, prometan que ya no van a hacer estos gastos", "si papá te prometemos no gastar de más hasta que vuelva a venir Pedro", "y cuando vuelve el tipo ese", "el mes que viene papá". Ya no nos dijo nada.

 

    Al terminar de finiquitar esos escabrosos asuntos financieros, serían las 5:30 P.M., y como faltaba bastante para el concierto, el chofer quería irse a visitar a su familia, así que nos dejo la camioneta estacionada (que el estacionamiento era nada más un terreno todo polvozo, que hizo que entráramos al concierto como con 3 kilos de polvo encima); mientras tanto fuimos a la Plaza Comercial que esta enfrente del bar Miller, anduvimos un poco por las tiendas, y fuimos al supermercado a comprar pilas para las cámaras, refrescos, papas y el infaltable (como no viajando con 10 mujeres) spray para el cabello.

 



    Nos regresamos a la camioneta, y muy quitados de la pena empezamos a comer. Por cierto hasta ahí nos toco probar los famosos burritos, sabemos que todo mundo piensa que esa es una comida típica mexicana, pues si, pero en USA, en México no, de hecho los burritos solo se venden en el norte, cerca de la frontera, y no en todos lados. Nos supieron bien, no se si porque en realidad estuvieran muy sabrosos o porque teníamos tanta hambre que todo te sabe de maravilla.

 



    Después estaba el pequeño problema, de que no podíamos entrar con nuestra ropa de viaje (jeans y camisetas) al bar ese, así que teníamos que encontrar un lugar en donde cambiarnos; después de muchas peripecias nos dieron permiso de cambiarnos en el baño del supermercado (que pena, para llegar al baño del supermercado había que atravesar el comedor de empleados, todos te veían), y si nunca creyeron imaginarse a 10 gentes en un microbaño cambiándose, les diremos que si lo vimos, y si nunca creyeron que fuera posible conectar una plancha alaciadora de cabello en el stand  de juguetes del estacionamiento de un supermercado, les diremos que ese día también lo vimos.

 





    Como a las 8:30 comenzó a llegar la gente, y las camionetas de las estaciones de radio. Nos acercamos, las muchachas fueron entrevistadas, estuvo divertido.

 

    Cerca de las 10 P.M. estábamos en la banqueta, cuando pasa despacito junto a nosotros una camioneta...¡Y era Pedro!, nos fuimos corriendo tras la camioneta, y como los esperaban hasta más tarde, todavía no había vallas de seguridad y nos pasamos.

 

    Llegaron temprano solo Pedro y Archie, se bajan, estuvieron muy amables, se dejaron tomar fotos, firmaron autógrafos. Pedro dijo (especialmente para las regias) "pero que barbaridad niños, ya ni los reconocía, han crecido un montón" . La nota divertida del encuentro: Va nuestra encargada de relaciones publicas, le regala una tarjeta, Pedro se la acepta y como si nada le dice "muchas gracias ......" y se volvió a equivocar de nombre, nada más de oye pssssh, y Pedro "que, me volví a equivocar" y suelta la carcajada.

 







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